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Un viejo chiste entre los expertos en tecnología dice que Dios fue capaz de crear el mundo en siete días porque no había sistemas legados. 

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Tal vez es por esto por lo que ha tomado tanta fuerza la palabra y el concepto de “transformación” en el mundo empresarial. Desde transformaciones digitales, operativas, culturales y de otro tipo son el común denominador de las organizaciones en Colombia y el resto del mundo. Un estudio de McKinsey concluye que solo 1 de cada 3 esfuerzos de transformación, son exitosos. Es por esto que vale la pena imaginarse cómo se diseñaría un sistema de gestión de una organización mediana o grande si no hubiera “sistemas legados” y se tuviera una hoja en blanco.

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1. ¿Existirían áreas funcionales? – sí existirían porque la diversidad en habilidades y conocimientos tiene sentido agruparla en áreas, pero la gran diferencia es que esas personas estarían repartidas por la organización agregando valor donde más pueden aportar. El concepto de la “tribu”, los abogados con los abogados, los ingenieros con los ingenieros etc. es una idea del pasado. Las áreas funcionales definen lineamientos con los que sus miembros aportan en las “sendas de valor” en las que participan. El lanzamiento de productos, desarrollo de proyectos, ejecución de procesos clave, entre otros son sendas de valor que se nutrirían de personas de diferentes áreas. Si su empresa pudiera empezar de nuevo, pondría las áreas funcionales en equipos enfocados en la generación de valor repartidos por toda la organización.

 

2. ¿Existiría la jerarquía? – definitivamente. Cualquier organización sin jerarquía sería un caos. La diferencia es que la jerarquía sería para mostrar el camino, inspirar a la gente y evitar el caos, pero nunca anularía el empoderamiento y la autonomía de los equipos. La jerarquía “legada” decide todo, el qué, el cómo, el cuándo y eso genera, entre otros efectos, que la organización se mueve al ritmo del decisor y no al ritmo de la capacidad creativa de las personas. Si su empresa pudiera empezar de nuevo, usaría la jerarquía para tener líderes que muestran el camino y apoyan a sus integrantes, pero dándoles el máximo nivel de autonomía posible.

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3. ¿Cómo se medirían los resultados?– como la organización nacería con un foco de generación de valor más que con un foco funcional, el avance en la generación de ese valor se mediría de forma diaria. Los equipos conformados por expertos funcionales tendrían conversaciones diarias sobre los resultados y el nivel de cumplimiento de las metas. En esas conversaciones habría un tablero con información transparente para todos y con espacios para ideas nuevas, propuestas y reconocimientos. La información dejaría ser monopolio del “jefe” como un insumo para decidir sobre todo e impartir instrucciones a unos actores pasivos. Si su empresa pudiera empezar de nuevo, tendría un sistema de " gerencia visual” apoyado por tableros de gestión que promovería conversaciones diarias y en equipo de los resultados, las ideas y el reconocimiento.

 

Los sistemas de gestión “legados” han funcionado durante décadas. La prueba de que tienen bondades es que permitieron construir un sistema capitalista que ha generado prosperidad en todo el mundo. No es menos cierto que el mundo ha cambiado de forma dramática en los últimos 10 a 20 años. Esos cambios en las expectativas de los consumidores, en la desaparición de barreras para la competencia, entre otros, hace que esos sistemas sean ya obsoletos.

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Las organizaciones deben transformarse hacia sistemas de gestión y formas de trabajar basados en principios de AGILE y LEAN. Si su empresa pudiera empezar de nuevo, así es como operaría.

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Carlos Zuleta L. - Socio Fundador REWIRE