Transformaciones hacia la efectividad organizacional • Bogotá | Bogotá D.C.
¿Pueden convivir los Supersónicos con los Picapiedra?
Es prácticamente imposible encontrar una organización grande o mediana que no tenga dentro de sus prioridades el diseño y ejecución de una transformación digital. No puede ser de otra manera. Fenómenos como la movilidad, la capacidad ilimitada de almacenamiento y procesamiento de datos, las redes sociales y las nuevas formas ágiles de desarrollo de aplicaciones, entre otros, abren posibilidades para la gestión de los negocios donde la imaginación es el límite.
Algo similar pasaba hace 20 años durante lo que terminó siendo la burbuja de las “dotcom”. En el año 1999 vi por televisión la final de fútbol americano en Estados Unidos y recuerdo que, de una tanda de 10 comerciales, 8 o 9 eran de servicios en línea. El cementerio está lleno de empresas fallidas durante finales del siglo XX pero muchas de las que sobrevivieron, en efecto cambiaron el mundo.
La tendencia actual se parece a la de hace 20 años en que dentro de las organizaciones hay un alto grado de incertidumbre de lo que debe ser el resultado final. ¿Cómo medir el éxito de la transformación? ¿Se canta victoria cuando las interfaces con los clientes sean todas digitales o cuando los procesos operativos estén automatizados? ¿Se puede ser una organización digital sin capacidades analíticas basadas en grandes volúmenes de información? En fin, ¿qué es realmente una organización que ha dado el paso de manera exitosa hacia el mundo digital?
La respuesta no es fácil y no hay una sola. Lo que sí parece ser un común denominador es la definición de cómo debe ser una organización digital, no necesariamente incluye la transformación en las formas de trabajar. ¿Se puede ser digital y seguir trabajando de la misma forma como se hacía hace 10 o 20 años?
La mayoría de las empresas organizan su trabajo con algunos elementos comunes. Hay áreas funcionales delimitadas que interactúan entre sí con herramientas que buscan coordinar el trabajo. Cada área tiene sus funciones, sus incentivos y su propio entendimiento del éxito de su gestión. La jerarquía sigue siendo un aspecto dominante donde los jefes o líderes siente la responsabilidad de pensar, controlar y dirigir. Los mandos medios y la base de profesionales siguen instrucciones y esperan a tener clara la dirección en que se deben mover.
Hemos visto de primera mano cómo organizaciones que están invirtiendo millones de dólares en su transformación digital, no han pensado en cambiar esta forma de trabajar. En nuestras conferencias lo asimilamos a la mezcla de los Picapiedra con los Supersónicos. Últimas tecnologías en aplicaciones y arquitectura tecnológica, pero formas de trabajar propias del siglo XX.
Una organización que de verdad es digital se comporta diferente. Se organiza con equipos interdisciplinarios orientados a la generación de valor para el cliente. Empodera a esos equipos al máximo y así acelera la velocidad de las decisiones. Mantiene el desempeño visible y promueve diálogos de desempeño cotidianos para buscar soluciones dentro del equipo sin esperar que el jefe dé alguna instrucción.
En REWIRE acompañamos a nuestros clientes a diseñar e implementar nuevas formas de trabajar que son congruentes con el mundo digital. Hemos visto los resultados que incluyen menores tiempos de ciclo, mayor productividad, mejor clima laboral y un cambio notorio en la experiencia de los clientes.
Ser digital no es solo maximizar el aprovechamiento de las nuevas tecnologías. Es una forma de pensar y de trabajar que, al apalancarse con las posibilidades digitales, genera ventajas competitivas perdurables en el tiempo y muy difíciles de imitar.
Carlos Zuleta L. - Socio Fundador REWIRE